Escrito por Daniela Wechselblatt, CFA
Como bien sabemos, datos de compañías sobran. Sobre todo de las empresas que cotizan en el exterior. La gran pregunta es… ¿qué hacemos con todos estos datos? ¿Por dónde empezar?
A continuación les presento algunos puntos fundamentales que debemos considerar a la hora de evaluar inversiones en bonos.
- Tasa interna de retorno (TIR)
Más allá del cupón, que es el interés que se compromete a abonar el emisor generalmente de forma semestral y suele ser fijo a lo largo del tiempo, lo que debemos considerar es el rendimiento del bono que se calcula usando la tasa interna de retorno. Este valor toma en cuenta no sólo el cupón sino también el precio de compra, la ganancia o pérdida de capital y el valor temporal de los flujos de fondos. No necesariamente la emisión que pague mayor cupón es la más conveniente, para ello justamente debemos considerar el rendimiento. Cuanto más elevado sea, mayor nuestra ganancia.
- Calificación crediticia
La gran pregunta que todos nos hacemos a la hora de comprar un bono es: ¿me pagará el emisor el capital que se comprometió a devolver y los intereses? Para eso tenemos que evaluar la situación financiera de la empresa y qué tanto se le podría eventualmente complicar el pago. Para eso tenemos la opción de analizar los balances por nuestra cuenta o de tomar el “atajo” y usar los reportes de las calificadoras de riesgo. Estas son las compañías que evalúan el desempeño, la liquidez y la solvencia del emisor.
De todas formas y aunque nos pueden ahorrar tiempo, tenemos que tomar estas recomendaciones con algo de cuidado porque existe un conflicto de interés con los inversores. A pesar de esto, son un buen punto de partida para el análisis. Claro está que a mayor riesgo de default, mayor será la TIR de los bonos. Sólo voy a estar dispuesto a prestarle dinero a una empresa o estado en problemas cuando el retorno me resulte lo suficientemente tentador para compensar ese riesgo.
- Tendencia de flujo de fondos.
¿Con qué nos va a pagar? Este punto está relacionado con la calificación crediticia, de hecho, es una de las variables que más se analiza. Si es que llegamos a mirar los balances de la empresa para decidir si efectivamente le prestamos nuestro preciado dinero, nos conviene enfocarnos en el flujo de fondos. Ahí es donde veremos si:
- Actualmente tienen efectivo
- Si tienen efectivo pero se lo están “quemando” (tendencia negativa en la generación de flujos)
- Si no tienen o hay poco efectivo pero lo están empezando a generar (buena tendencia a futuro)
- Duración del bono
Muchos miran el vencimiento del bono, pero en verdad lo que más nos importa es cuándo en promedio recuperaremos la inversión y cómo esto afecta la sensibilidad del precio del bono ante cambios en la tasa de interés.
Por ejemplo, el Bonar 2024 (AY24) tiene una duración de 3.59 mientras que la del Bonar 2022 (A2E2) es de 3.92. ¿Por qué el bono con vencimiento más lejano es el que tiene menor duración? La respuesta es simple. El AY24 es un bono amortizable (empieza a devolver el principal desde el 2019 en “cuotas” hasta el 2024) y el A2E2 es un bono bullet, es decir que devuelve todo el capital junto en el 2022. En promedio, recuperamos la inversión más rapido con el AY24. El Bonar 2022 es más sensible a movimientos en las tasas de interés que el Bonar 2024, aunque este último vence después. Cuanto mayor es la duración de un bono, mayor es el riesgo de tasa de interés que corremos.
- Consideraciones impositivas
Luego del blanqueo esto pasó a ser el “pequeño detalle” que no nos podemos olvidar y que nos vamos a agradecer haberlo tenido en cuenta cuando toque presentar las declaraciones juradas. Debemos tener bien presente qué bonos tienen beneficios impositivos tanto locales como del exterior.
Luego de analizar estos cinco factores, podemos llegar a tener una idea sobre si vale o no la pena considerar el bono en cuestión para agregarlo a nuestra cartera de inversión. Desde ya que cuanto más completo y detallado sea el análisis, mejor parados vamos a estar para tomar decisiones.