Escrito por Daniela Wechselblatt, CFA

 

Si hay algo que  el gobierno actual sabe hacer es escuchar los pedidos y reclamos del mundo exterior. Y cuando digo exterior no me refiero exactamente a los ciudadanos argentinos, sino a los inversores del exterior. Durante la crisis cambiaria me tocó estar en un congreso económico en Hong Kong, y cuando contaba que era de Argentina, las preguntas que me hacían eran: ¿es cierto que la economía perdió el rumbo? ¿Qué pasó con el tipo de cambio? Los comentarios llegaban con unas caras de desconfianza que asustaban.

Esto nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿Por qué importa tanto lo que opinen los inversores en el exterior? La respuesta es simple: el gobierno adoptó un modelo económico basado en el financiamiento externo. Y de ello depende cómo cubrir el déficit fiscal y el resto de las necesidades financieras que tenga el país. Por eso ahora somos tan vulnerables a los vaivenes de la economía internacional.

Entonces el gobierno debe restablecer la confianza de los inversores como sea. En primer lugar, los externos, para poder seguir pidiendo dinero prestado. Y en segundo lugar, los locales, para detener la corrida cambiaria.

 

¿Cómo lograr restablecer la confianza?

Evidentemente si el gobierno quiere convencer a alguien de que en verdad no se perdió el rumbo es necesario un plan. Pero, ¿qué hacer si ya perdió la credibilidad? En este caso es necesario que el plan tenga el visto bueno de alguien al que sí le creen, y es este “alguien” es nada mas ni nada menos que el FMI.

Repasemos, el plan perfecto consiste en hacer que las metas de inflación y de reducción del déficit fiscal (en las que ya no cree nadie) ahora tengan el sello del organismo internacional en el que la comunidad inversora mundial sí confía. Y eso es exactamente lo que se realizó.

 

¿Cuáles son los beneficios conseguidos con el acuerdo?

  • Reestablecer la confianza de los inversores externos y de los argentinos. De esta forma lograr que el BCRA pueda quitar la orden por 5 mil millones de dólares que colocó para que la moneda no se disparara.
  • Desarmar la “bola” de LEBACs.
  • El acuerdo incluye el monitoreo de indicadores sociales. No queda claro cómo se prevé la continuidad del gasto social en un acuerdo que conduce a la disciplina fiscal pero así se menciona, al menos para la aparente “tranquilidad” de los argentinos.
  • Autonomía del BCRA.

 

¿Cuáles son las nuevas metas que se acordaron con el FMI y que son condición para que el préstamo se efectúe?

Se trata de un préstamo de 50 mil millones de dólares, pero la particularidad que tiene es que no se hará todo de una vez, sino que funciona con metas. El primer desembolso será por 15 mil millones de dólares y tendrá lugar el 20 de junio.

 

El préstamo por el momento es de solo 15 mil millones.

 

Comparemos las nuevas metas fiscales que se acordaron con el FMI vs. el objetivo gradualista que tenia el gobierno antes del acuerdo.

 

2018: -2.7% (vs. -3.2%)

2019: -1.3% (vs. -2.2%)

2020: equilibrio (vs. -1.2%)

2021: superávit de 0.5% (vs. Equilibrio)

 

Y veamos las nuevas metas de inflación.

 

2018: no hay

2019: 17%

2020: 13%

2021: 9%

2022: 5%

 

La pregunta clave es la siguiente: ¿creemos que realmente el gobierno va a alcanzar estos objetivos? La respuesta es: No. Argentina no es un país que acepte el ajuste. ¿Alguien se imagina a los sindicatos cediendo pacíficamente? Para que estas metas se cumplan la actividad se frenaría todavía más, las protestan aumentarían y la actividad económica se desaceleraría bruscamente. Tengamos en cuenta que el 70% del gasto público es social, luego subsidios a los sectores económicos (80% energéticos) y por último gastos de administración y obra pública.

 

Pero hay una buena noticia. No hace falta cumplir con estas metas porque el gobierno no necesita tanto dinero. Recordemos que el objetivo principal es restablecer la confianza. Las necesidades financieras, según las declaraciones del ministro de Finanzas Luis Caputo, rondan los 12 mil millones de dólares para empezar a desarmar la bola de LEBACs y en 2019 se prevé un total de 22 mil millones. Además se cuenta con un paquete adicional de fondos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el Banco Mundial y la CAF (Corporación Andina de Fomento), que suma 5650 mil millones. Desde el mismo gobierno afirman que “el crédito es precautorio, si se lo necesita se usa pero si se puede acceder al mercado con buenas tasas mejor guardarlo”.

 

¿Qué es lo que puede llegar a ocurrir?

El gobierno va a poner un pie en el acelerador del ajuste en los próximos meses que tendrá su fin cuando se acerque el periodo electoral hacia octubre de este año. Ahí volvemos a los despilfarros típicos de un año de elecciones. Si gana Cambiemos en el 2019, se retomará el camino del ajuste para poder mantener el modelo basado en el financiamiento externo, y si pierden, que se arregle el sucesor.

El gobierno nuevamente logra salir del paso de forma hábil restableciendo la confianza de los inversores de la mano de organismos respetados y consiguiendo titulares de diarios alentadores. Hablando del préstamo de 50 mil millones de dólares cuando probablemente no supere los 15 mil millones iniciales. Como siempre, trabajando para “quedar bien” con el afuera.

 

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