Escrito por Daniela Wechselblatt, CFA

La cartera de inversión es mucho más de lo que creemos. ¿Qué es? Es el conjunto de activos en los que invierte una persona o una empresa. Hasta acá parece no haber nada nuevo, ¿cierto? Comúnmente se piensa que nos referimos sólo a un conjunto de acciones de diferentes compañías pero en realidad el portafolio abarca todas las inversiones en renta variable, fija, propiedades, proyectos productivos, acciones de la compañía para las que trabajamos si es que recibimos como parte de compensación, entre otros. Básicamente, es válido incluir todo lo referido al patrimonio. Aunque a primera vista puede parecer sencillo se trata de un proceso delicado en el que interactúan muchas variables.

 

A continuación menciono los pasos que no pueden faltar en la asignación estratégica de activos:

 

  1. Análisis del mercado de capitales

 

A través del estudio de indicadores y datos estadísticos, debemos formarnos una idea de hacia dónde va el mercado global, en qué etapa del ciclo económico se encuentran los países y mercados donde tenemos pensado invertir y en base a esto qué tipo de activos conviene utilizar. Por ejemplo, en un contexto inflacionario, los bonos con cupón fijo en la moneda local no ajustan por inflación, mientras que las acciones tienen la posibilidad de hacerlo.

 

  1. Establecer objetivos de riesgo y retorno del inversor

 

Elegir el tipo de activos (“asset classes”) en los que voy a invertir es sólo una parte del análisis. Por ejemplo, en estos días en que las empresas tecnológicas americanas cayeron de precio, muchos inversores están siguiéndolas para ver si conviene entrar. Pero en verdad si mi perfil fuera ultra conservador no las debería ni mirar porque son demasiado volátiles para lo que busco. Lo que puede ser una oportunidad de inversión para algunos, puede no servirle en lo más mínimo a otros. Entonces, para entender dónde estamos parados debemos plantearnos nuestros objetivos:

 

  • De Retorno: Deben ser realistas y consistentes con las expectativas de mercado.

 

  • De riesgo: cuánto riesgo queremos tomar como inversores, y cuanto en verdad podemos tomar. Nos referimos al deseo de tomar riesgo vs. las condiciones para hacerlo. Una persona puede querer tomar mucho riesgo pero si va a necesitar del capital invertido para comprar una propiedad en 6 meses, su habilidad de tomar riesgo es baja. El caso contrario sería el de inversores jóvenes que tengan un capital separado para invertir que no lo necesiten hasta el momento de su jubilación, pero que las inversiones de riesgo no los dejen dormir de noche. Acá el deseo de tomar riesgo es menor a la habilidad, y siempre vamos con el más conservador.

 

 

  1. Definir las restricciones del inversor

 

Hay muchos tipos de restricciones pero hoy en día la más importante es una: ver cómo “ahorrar” impuestos. Ir a instrumentos que nos permitan diferir el pago impositivo, aprovechar acuerdos como con Brasil donde no pagamos ganancias sobre cupones de bonos soberanos, hoy se vuelve una prioridad.

 

El horizonte temporal y las necesidades de liquidez del inversor también funcionan como restricciones. Si tenemos que hacer retiros de capital constantemente para pagar el colegio de los hijos, deberíamos tener inversiones más conservadoras que nos permitan salir y entrar sin grandes cambios en los precios.

 

 

  1. Determinar el perfil psicológico del inversor

 

Este punto esta íntimamente relacionado con el riesgo que se desea tomar. Puede ser un perfil conservador, moderado o agresivo. Como los propios términos indican, el nivel de tolerancia al riesgo va de menor a mayor. De esta forma, los últimos estarán dispuestos a correr más peligros (lo que se traduce en perder más dinero) a cambio de la posibilidad de obtener mayores rentabilidades. De todas formas, nos terminamos conociendo realmente cuando nos toca enfrentar pérdidas.

 

 

  1. Optimización de la cartera

 

El paso fundamental consiste en combinar los puntos anteriores para poder hacer una cartera apropiada para cada inversor, que considere todas las variables mencionadas. Podemos recurrir a un asesor financiero de confianza que cuente con programas o software de optimización de carteras de inversión, donde podemos analizar la frontera eficiente, ver simulaciones del recorrido de las inversiones a lo largo del tiempo y analizar cómo los retornos y riesgos de la cartera se mueven al modificar las variables iniciales, hasta llegar a la mejor combinación de activos diversificados. Recordemos tomar en cuenta todas nuestras inversiones. Por ejemplo, si ya recibo como parte de mi salario acciones de la empresa tecnológica donde trabajo, lo ideal sería no sumar exposición al sector tecnológico comprando acciones de otras empresas. Si el sector llega a desplomarse perdería por todos lados.

 

  1. Rebalanceo

 

Tanto las expectativas del mercado como las condiciones particulares de los inversores pueden cambiar a lo largo del tiempo. Recibir una herencia o planificar una mudanza son sólo algunos de los cambios que nos pueden hacer ajustar nuestras inversiones. Es conveniente revisar la asignación de activos periódicamente y en caso que sea necesario rebalancear la cartera de acuerdo al nuevo escenario.

 

Como siempre digo, el elemento infaltable en el armado de un portafolio que maximice el retorno dado un cierto nivel de riesgo es la correcta DIVERSIFICACION. Las inversiones son pensadas con la información que tenemos a día de hoy pero tiene que poder resistir los cambios que se presenten mañana y la diversificación es lo único que nos va a terminar ayudando.

 

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