Escrito por Daniela Wechselblatt, CFA
Mucho se habla de invertir en estrategias de valor, al mejor estilo Warren Buffett, y por otro lado de crecimiento, donde las estrellas hoy en día son las empresas tecnológicas. Hoy el colega Andres Cardenal, CFA, nos presenta su punto de vista al respecto mostrándonos cómo ambas estrategias pueden ser dos caras de la misma moneda.
Escrito por Andres Cardenal, CFA
Invertir en activos de alto crecimiento es una de las estrategias más atractivas para generar retornos ganadores a largo plazo. Sin embargo, no siempre resulta sencillo identificar este tipo de compañías y tomar las decisiones de inversión adecuadas. Algunos puntos clave para invertir con éxito en negocios de alto crecimiento.
A menudo se diferencian las estrategias de inversión en estrategias de valor o de crecimiento. Los inversores de valor son aquellos que buscan comprar activos a precios de oportunidad, generalmente enfocándose en empresas con ratios bajos de valuación en base a indicadores como precio-ganancias o precio-flujo de caja.
Por otro lado, los inversores de crecimiento se enfocan en compañías cuyas ventas y ganancias crecen rápidamente. En este caso, se pagarán ratios de valuación por encima del promedio de mercado, pero a cambio el inversor se posiciona en firmas cuyo valor crece rápidamente en el tiempo.
Esta diferenciación puede ser una aproximación útil para comprender cómo funcionan los enfoques esenciales. Sin embargo, conviene evitar las simplificaciones excesivas, ya que es necesario tener en cuenta que valor y crecimiento son en definitiva parte de una misma ecuación.
En el fondo, la pregunta central que se hace un inversor es ¿cuál es el valor de la compañía? Si el precio de mercado está por debajo del valor estimado, entonces el activo se encuentra subvaluado y la compra resulta atractiva. En caso contrario, cuando el precio de mercado sobre-estima el valor, estaremos frente a un activo sobrevalorado, situación que conviene evitar.
Ahora bien, el valor de la empresa depende principalmente de sus ganancias futuras, las cuales son más importantes que las ganancias presentes. Si las demás variables permanecen constantes, a mayor tasa de crecimiento, mayor es también el valor del negocio. No se necesita un doctorado en finanzas para comprender que una compañía que crece sus ventas al 20% anual es más valiosa que una que crece al 10%.
Por lo tanto, cuando calculamos el valor de un negocio debemos tener en cuenta que el crecimiento es una variable central en este cálculo de valor. Un inversor de valor bien puede seleccionar activos con ratios de valuación por encima del promedio, siempre y cuando el crecimiento futuro del negocio amerite esta valuación premium.
En el mismo sentido, el inversor de crecimiento debe ser consciente de que no conviene pagar precios excesivamente elevados a la hora de seleccionar inversiones. Incluso cuando la compañía ofrece tasas de crecimiento por encima de la media, la valuación del activo debe mantenerse dentro de límites razonables y justificados en base a ese crecimiento.
La sustentabilidad del crecimiento
Un factor especialmente importante en inversiones de crecimiento es la sustentabilidad de las tasas de crecimiento. Evaluar y medir el crecimiento pasado del negocio no es suficiente para seleccionar activos saludables, ya que la performance pasada no es garantía de crecimiento futuro.
Las ventajas competitivas juegan un rol central en este sentido. Cuando una compañía disfruta de tasas de crecimiento excepcionales, lo más habitual es que nuevos jugadores ingresen en el mercado para intentar apropiarse de ese crecimiento.
Entonces, es fundamental que la firma disponga de las herramientas necesarias para proteger sus mercados y sus ganancias. Algunos ejemplos de factores que pueden funcionar como ventajas competitivas importantes son: una marca diferenciada, patentes exclusivas, barreras de entrada, o ventajas de costos, entre otras posibilidades.
Si las ventajas competitivas no son lo suficientemente fuertes, lo más probable es que el crecimiento se desacelere en el tiempo, o la compañía puede incluso enfrentar un serio deterioro en sus indicadores fundamentales, lo cual generalmente significa un duro golpe para el precio de sus acciones.
También es importante evaluar el tamaño del mercado, las tasas de crecimiento en ese mercado y lo que implica ésto sobre el potencial de crecimiento del negocio.
En industrias como indumentaria de moda o gastronomía, generalmente los mercados son bastante atomizados. Es decir, los diferentes jugadores suelen tener una porción relativamente pequeña del tamaño total del mercado. Así las cosas, excepto que el mercado esté creciendo con fuerza, una compañía con una alta participación de mercado suele enfrentar generalmente una considerable desaceleración en sus tasas de crecimiento.
En el mercado de tecnología, en cambio, suele suceder que unos pocos jugadores de gran tamaño acaparen la mayor parte de las ventas. Además, los productos y servicios tecnológicos muchas veces ofrecen mercados en plena expansión. Teniendo esto en cuenta, resulta sencillo comprender porqué muchas de las grandes empresas de alto crecimiento en todo el mundo operan en mercados relacionados con la tecnología.
A la hora de proyectar el crecimiento del negocio también conviene analizar las diferentes posibilidades en lo que respecta a las fuentes de crecimiento: regiones geográficas, líneas de productos existentes o nuevas, nuevas tiendas o ventas en tiendas existentes, y aumentos de volumen de ventas o de precios.
Dependiendo del caso en particular, unas variables serán más importantes que otras. Más allá de esto, analizar las diferentes fuentes de crecimiento en la forma más desagregada posible puede aportar mucho en términos de comprender el impacto de diferentes variables y pronosticar el crecimiento del negocio con mayor precisión.
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