Escrito por Daniela Wechselblatt, CFA – Columna para Perfil
El lunes debutó el Tesoro con ventas de hasta 60 millones de dólares por día y el dólar comenzó a bajar, si bien el martes subió unos centavos se esperan algunos días de calma. La idea es poder volcar al mercado los 9.600 millones que forman parte de los desembolsos acordados con el FMI.
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Para entender la relación entre la moneda, las reservas y el rol del Banco Central repasemos algunos conceptos básicos. Los bancos centrales de los diferentes gobiernos deben tomar la decisión estratégica de optar por uno de los siguientes modelos a la hora de establecer el sistema de tipo de cambio de un país:
- Tipo de cambio flexible: oferta y demanda sin intervención directa del banco central. Es el caso de EEUU o Gran Bretaña en donde se deja fluctuar en libertad el tipo de cambio.
Ventaja: no se exponen reservas para intervenir.
Desventaja: puede llevar a una alta volatilidad en el tipo de cambio, por eso este sistema lo pueden emplear paises con moneda fuerte.
- Tipo de cambio fijo: “atamos” la moneda a un valor predeterminado por el gobierno. Requiere una intervención activa del banco central y una elevada exposición de reservas para intervenir. El ejemplo de este sistema fue en la época de la convertibilidad, donde se empleó una de las categorías más estrictas de tipo de cambio fijo a través de la Ley de Convertibilidad que tuvo vigencia desde 1991 hasta el 2002.
Ventaja: reducir volatilidad en el tipo de cambio. Dar previsibilidad a exportadores e importadores.
Desventaja: se exponen demasiado las reservas.
- Crawling peg o bandas de flotación: se coloca un rango en el que el tipo de cambio puede fluctuar por cierto período y luego se ajusta reflejando las condiciones del mercado del momento. Es el sistema utilizado actualmente por el Banco Central de la Republica Argentina (BCRA). Las bandas actuales se encuentran en el rango $39,75-51,45 y tal como se anunció, quedarán fijas.
Objetivo: reducir volatilidad pero sin correr el riesgo de quedarse sin reservas o acumular en exceso.
A partir de septiembre del 2018 el BCRA junto con el FMI decidieron adoptar este último sistema de bandas de flotación con la idea de tomar las ventajas de los primeros dos sistemas dando mayor previsibilidad al tipo de cambio, no malgastar reservas e ir ajustando las bandas de acuerdo a las condiciones del mercado. La realidad es que hasta ahora el BCRA sólo podía intervenir si se alcanzaban las bandas pero al ser tan amplias resultaba insuficiente, por eso es que se acordó con el FMI esta nueva posibilidad de intervención del Tesoro.
La novedad es que desde el martes las bandas quedarán fijas hasta fin de año. Según se comunicó, no se trata de un tope sino que marca el valor de la divisa a partir del cual el central puede intervenir y se intenta que sea un límite más bajo.
El gran miedo que surge es sobre qué ocurriría ante un escenario de corrida cambiaria. Si hay una corrida real no hay dólares que alcancen ni en Argentina ni en ningún país. No vale la pena hacer cuentas sobre los dólares en depósitos a la vista, liquidación de exportaciones, etc. Las corridas son muy difíciles de frenar, hay que evitar que se desaten.
En este caso tenemos un juego complicado. Volviendo a la famosa analogía del frente de batalla, frenar una corrida con la módica suma de 60 millones diarios es como decir que el BCRA cuenta con mil soldados pero sólo están autorizados a enviar al frente de a diez para combatir a cien. Pueden resistir golpes suaves pero si la presión alcista aumenta uno a uno caerán. Por eso la única herramienta contundente que les queda en este momento es la del manejo de la tasa de interés. Una suba fuerte de tasa hace que los inversores se vuelvan a volcar al peso, aunque el efecto colateral para la economía real sea catastrófico. Por otro lado, el peligro de esta medida es que una tasa de interés excesivamente elevada en vez de atraer pueda llegar a espantar inversores. ¿Que pensaríamos si vemos a las Leliq rindiendo por encima del 90%?
Sabemos que estamos transitando un año difícil porque la volatilidad en el tipo de cambio es de los eventos más antipopulares que existen en este país. En un año electoral puede costarle las elecciones al gobierno de turno, con lo cual la artillería va a estar apuntada a simplemente llegar a noviembre sin morir en el intento.
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